jueves, 26 de abril de 2018

desencuentros cibernéticos


Me escribe para anunciar que va a dejar de seguirme en facebook. Hace un largo preámbulo en donde habla de la amistad que hemos tenido, del gran cariño que nos ha unido, de los aportes que mi amistad le ha dado a su vida. Pero va a dejar de seguirme.

¿La causa?

Porque algún rato he posteado alguna cosa supuestamente ofensiva para los tres periodistas de El Comercio secuestrados y lamentablemente asesinados por circunstancias de todos conocidas, y que no viene a cuento detallar aquí. Reviso en mi mente. Desde cuando en algún momento remotísimo yo hice algún comentario ni siquiera agresivo ni burlón, sino que planteaba dudas acerca de la veracidad del tema y ella lo reprochó, dejé de hablar de ese asunto en redes. O sea, de criticarlo. Lo que sí pude haber criticado era el manejo mediático y político de los hechos, bastante cuestionable, por otro lado.

Me dice, un poco compungida, que le comprenda, que ella era muy cercana a esas personas y que los comentarios en contra o cuestionando la veracidad de los hechos, por usar un mexicanismo, la sacan de onda.

No puedo negar que me sorprende dolorosamente. Reviso mis entradas de facebook de hasta hace más o menos una semana. No encuentro nada, absolutamente nada, que pueda catalogarse ni siquiera como cuestionador de los hechos. Ahora bien, es cierto que tengo una posición al repecto, como todo ser humano sobre todas las cosas que suceden o dejan de suceder. Pero también estoy consciente de haber puesto extremo cuidado precisamente para no herirla a ella. E igual se hirió.

También yo he dejado de seguir a algunas personas en redes sociales, ya sea por temas políticos, por temas de intensidad o incluso de aburrimiento, o porque no me interesan mucho los temas que publican. Sabido es que la opción "dejar de seguir" no implica eliminar de la lista de amigos, mucho peor bloquear, simplemente filtras la información que te resulta molesta y si necesitas ver algo pones el nombre de la persona en el buscador y entras a su muro. Así funciona.

Entonces viene la segunda pregunta: ¿por qué me lo dice? O mejor dicho, ¿para qué? Y caben algunas posibilidades:
  • La primera y más perversa: aunque yo no tendría por qué enterarme de que me había dejado de seguir, ella me lo avisa. Quiere que lo sepa. Quiere que sienta el rechazo, la molestia. En últimas, me está "dando una consecuencia" por mi mal comportamiento del que, por otro lado, no encuentro una evidencia clara. Esa me provoca resquemor y pena. Y no porque me deje de seguir (como dije, lo he hecho yo también y en muchas ocasiones), sino porque me lo dice ,y mi suspicacia me lleva a imaginarme para qué lo hace. Entonces adivino una intención punitiva en el hecho. O sea, lo peor es que con mi anuencia consigue lo que quiere.
  • La segunda e intermedia: quería reprocharme o hacerme saber su disgusto pero no sabía cómo, y también quería darme una consecuencia, aunque me quiere mucho. En este caso, me preguntaría, sobre todo si hay una amistad tan buena como la que yo creía tener con ella: ¿no era más sencillo mandarme un mensaje privado y decir: "Oye, querida, cuando tú posteas este tipo de comentarios o frases yo me siento triste, enojada e incómoda y no me gusta"? Yo habría dejado de hacerlo ipso facto, o la habría filtrado (sin avisarle) para que no vea ese tipo de publicaciones. No es tan difícil. 
  • La tercera: quería dejar de seguirme pero tenía miedo de que yo me enterara y entonces se hizo un lío con la ronda de explicaciones que en realidad no eran para tanto. 
Soy alguien muy sensible a todo lo que significan rechazos, rupturas, dejadas de seguir y cosa por el estilo. Me activan un viejo y emperrado complejo de abandono que he acarreado toda la vida. Por eso, pasé triste y confundida. Ni siquiera almorcé. Después me pregunté si realmente era para tanto. A fin de cuentas, todo esto es asunto suyo... al menos eso creo. Pensar en eso me tranquilizó. Alguien que se complica tanto por dejar de seguir a otra persona en una red social tiene un embrollo ella, no yo. Hay un montón de gente que me ha eliminado de su lista de amigos e incluso (sospecho) me ha bloqueado, y sin embargo me sigue saludando con afecto cada vez que nos topamos por la calle. No es tan grave.

No es tan grave...

Pero de vez en cuando no puedo evitar sentir un tironcito en esa parte del corazón que guarda la amistad.

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